El blog es clave para un buen posicionamiento en buscadores, pero en medio de tantos bloggers es difícil destacar e incluso nos preguntamos: “¿alguien me lee?”
Es una de las herramientas indiscutibles del posicionamiento orgánico en buscadores (SEO): el blog, ese cuaderno virtual en el que crear contenido propio para generar audiencias, visitas, recomendaciones, debates y marca personal. Pero a menudo la interacción es baja o nula, y esta desalentadora situación se prolonga en el tiempo.
Echando un vistazo a las visitas que recibe nuestro blog –Google Analytics nos aportará ese dato– contestaremos rápidamente a la pregunta anterior de si realmente alguien nos lee. Pero seguiremos preocupados porque aunque tengamos visitas, nadie parece hacerse eco de nuestros contenidos. ¿Es que no son buenos? ¿No son interesantes? ¿Es realmente mi visitante tan tímido?
Difunde la palabra
Antes que nada, una de las acciones que tienes que tener claras es que la comunicación actual es multicanal. El contenido que publiques en tu blog necesita de toda la difusión que puedas darle. Anúncialo en Twitter, en Facebook, en Linkedin e incluso en Instagram, si ves cómo dotar a tu vínculo de un gancho visual.
¿Ya cuentas en tu blog con la posibilidad de que tus lectores puedan suscribirse? Hay usuarios dispuestos a suscribirse si les das la posibilidad, y otros muy fieles al RSS, por lo que si no dispones de esta opción estás renunciando a una audiencia con alto potencial de fidelidad.
¿Y tú? ¿Lees a otros?
Algo que pregunto a mis clientes es: ¿a qué bloggers o articulistas lees regularmente? Y en ocasiones me encuentro con una situación digna de estudio: gente más preocupada por crear contenido que por leer el de otros. Es como querer escribir un libro pero no leer libros. ¿Esperas que te lean a ti pero no lees a otros? En ocasiones el matiz es algo diferente: leen, pero no interactúan, con lo que la pregunta a hacerse es: “¿esperas que te comenten pero tú no comentas nunca?”
Esto es algo elemental: si quieres que tu “palabra” genere debate, deberás plantearte dar también tú ese paso: participar en debates. Has leído que si en Twitter respondes a un tuit, su autor posiblemente te responda, curiosee quién eres y descubra en tu perfil tuits a difundir mediante retuits. Esto es muy parecido. Si buscas interacción, sé tú quien dé el primer paso e interactúa con el contenido de otros autores.
Así pues, localiza los autores que consideres más interesantes (no necesariamente los más populares, ojo), léelos (no los relegues al olvido en tu pestaña de favoritos) y haz comentarios en sus posts, retuitéalos y recomiéndalos en Linkedin. En resumen: mímalos.
Vale, ya leo a otros; ¿y ahora qué?
Siguiente paso: ¿cómo conseguir mayor interacción cuando publicas tus contenidos?
Empecemos por Twitter. Una de las técnicas que recomiendo hacer en esta red es, antes de todo, construir, plantar los cimientos. Haz un análisis de tus seguidores (en este aspecto, FollowerMonk me parece muy potente, si bien hay otros) y busca a tus followers más relevantes, que son los que conjugan 3 elementos:
- Tienen un gran número de seguidores
- Son activos publicando contenido propio y retuiteando el de otros
- Responden a las consultas y comentarios de sus seguidores
Este perfil de follower es el que más te interesa. Es el que puede hacer de “antena repetidora” de tus contenidos. Cuídalo, haz que te conozca, e incluso menciónalo en un tuit que contenga el vínculo a tu post y un comentario tipo “X, creo que este artículo te puede interesar”, o “X, tu post sobre aquel tema me ha inspirado esto”.
En Linkedin has de plantearte varias posibilidades:
- La más elemental y la primera a realizar: publicar tu artículo en tu perfil.
- Publicar tu artículo en un grupo y plantear una pregunta para generar un debate.
- Enviarlo a determinados contactos (“enviar a individuos”). Seguramente tienes algún contacto a quien la lectura de tu artículo parecerá interesante. Mejor si modificas el contenido por defecto de los cuadros, como el “Pensé que te interesaría ver esto” por algo más personalizado.
Ojo, la opción 3 no es una de la que abusar; hay que evitar ser pesados, pero usada con mesura y cuando realmente sea pertinente, puede serte muy beneficiosa.
“Ojo-2”: salvo que sepas que esos destinatarios se conocen entre sí y tienen buena relación, procura desmarcar la opción “Permitir a los destinatarios ver los nombres y las direcciones de correo electrónico de todos”; la privacidad es fundamental.
En Facebook el mecanismo es muy parecido al de Linkedin: puedes compartir una publicación en tu muro (o “biografía”), en el de un amigo, publicarla en un grupo o enviarla en forma de mensaje privado.
Por último, recuerda que esta es una carrera de fondo, un trabajo de largo recorrido. Así que paciencia y… ¡a seguir escribiendo!
Pues muchas gracias por pasearte por mi blog y tomarte el tiempo de leerme y dejar tu comentario.
¡Te sigo la pista!
Hola Javier:
Me he pasado por tu blog para devolverte la visita y he descubierto este artículo por el que veo que efectivamente estamos en la misma línea de pensamiento. ¡Choca esos cinco!
Es lo que dices, tienes que tratar a los demás como quieres que te traten a ti, así que si quieres que te lean y te comenten hay que hacer lo propio.
Nos seguimos leyendo.
Muchas gracias a ti por leerlo y tomarte el tiempo de comentar, Cassandra. ¡Mucha suerte con tu blog!
Gracias Javier por tu post! muy didáctico para aquellos que estamos empezando! https://cassandraerrante.wordpress.com
Gracias a ti por tomarte el tiempo de leerme y comentar, Isabel. Me alegra que te haya parecido interesante. Saludos.
Muchas gracias por el post, Javier. Totalmente de acuerdo… El diálogo en las redes sociales también ha de existir y no solo basarse en aportar contenido para que nos lean. Creo que una vez más se cumple la máxima de calidad antes que cantidad. Pequeñas acciones bien enfocadas pueden dar un resultado mucho mejor que muchas al ton ni son y sin una estrategia definida.
Gracias por tu comentario, Carlos. Y por tomarte el tiempo de leerme. Un saludo.
Buenas recomendaciones, sencillas, útiles y bien dirigidas.